lunes, 4 de octubre de 2010

Flower power (Joel Hershman, 2000)


Hace unas semanas, de entre los dvds pendientes de ver, decidí rescatar del anaquel una película de una colección de cine que ofrecía “Público” con la compra del periódico. No esperaba gran cosa: quizá fuera una carátula poco atrayente, una sinopsis poco motivante, una “traducción” del título libre y errada, o simplemente que fuera de un director desconocido. Y eso a pesar de contar con un reparto donde figuraba mi adorada Helen Mirren. Una actriz con un talento prodigioso, una sensualidad y una elegancia portentosas, y que como los buenos vinos, gana con los años.

La película en cuestión era Flower power -extraña traducción (o simple reinvención) para una película originalmente titulada Greenfingers- y narra la historia de un grupo de presidiarios británicos, que llegados a un establecimiento penitenciario bastante singular (los presos viven en un régimen más parecido a una residencia de estudiantes que una cárcel, que forma parte de un experimento que lleva a cabo el Ministerio de Prisiones de Reino Unido) que busca la redención de sus internos con una serie de programas de inserción laboral. El director de la institución, en vista de que los nuevos presos no muestran el más mínimo entusiasmo por ninguna de las actividades que oferta, decide crear un nuevo programa: la jardinería. El variopinto grupo, comandado por Colin (Clide Owen), un joven con un talento innato para las plantas, y Fergus (David Kelly) un refinado anciano cargado de sensibilidad y sentido común, tendrá como mentora –gracias a una visita accidental a la prisión- a la señora Woodhouse (Helen Mirren), gurú nacional de la jardinería.

Para articular la historia, el director se vale de una nómina de actores que mezcla la veteranía de David Kelly (actor con una amplia trayectoria teatral) o Helen Mirren con la juventud de Clive Owen y la bisoñez de Adam Fogerty (boxeador y jugador de rugby profesional que resuelve felizmente la que probablemente es su ópera prima en la interpretación dando vida a un hilarante personaje).

Flower power es una comedia agridulce, sencilla y excesivamente ingenua, que muestra que los ambientes más sórdidos también están poblados por tipos honestos que cometieron algún grave error que llevan marcado a fuego en su conciencia, o que simplemente la vida no les ofreció ninguna oportunidad, y que merecen ser redimidos ya sea a través de la jardinería o de cualquier otra cosa que les devuelva la esperanza de que este mundo también puede ser un lugar amable.

Por cierto, que además de ser una película que se deja ver y transmite un mensaje muy positivo (pondríamos decir que hasta candoroso, pero que tampoco vienen mal viendo los tiempos que corren), tiene la guinda de una banda sonora muy notable (Springsteen, Sting, Elton John, Tears for Fears, U2 y el mismísimo George Frideric Handel). Merece la pena