Tras dos días de inactividad, decidí perserverar en mi buen propósito de alcanzar un mejor estado de forma, que me haga abandonar el furgón de cola al que sigo abonado en las carreras del Gran Premio de Fondo Diputación de Granada. Hoy lucía el sol, después de la lluvia copiosa y tan necesaria -lo siento por cofrades y aficionados a las procesiones- para nuestra tierra, y me apetecía salir a patear andurriales. Mis piernas estaban descansadas, por lo que he decidido acometer un terreno abrupto.
Nunca mido ritmo, tiempo o distancia, porque me gusta ir a mi aire disfrutando del paisaje y sin ningún tipo de presión. Aunque para que os hagáis un idea: trote cochinero durante una hora. Tampoco porto radio o mp3, la música la llevo en mi cabeza. Para hoy he escogido algo que acompañara al paisaje de pinos con un fondo nevado, sacando del baúl de los recuerdos a los Isley Brothers. Concretamente esa canción tan intensa y sensual -si lo dudas es que no has visto la escena entre Linette (Nia Long) y Alfie (Jude Law) sobre la mesa de billar- que se llama Living for the love of you. Mi equipo es bien simple: zapatillas Mizuno -las únicas que tengo-, mallas Champion y una camiseta de algodón con publicidad de Cruzcampo; pero suficiente para acometer el espinazo de una de las vertientes de Cumbres Verdes. Voy ascendiendo con dificultad por caprichosas veredas, a veces muy desdibujadas, a ritmo pausado pero constante. Noto el agotamiento en mis piernas, cuando mi corazón todavía trabaja sin excesivo sufrimiento, y continúo subiendo, repitiendo para adoptar una actitud corajuda: ¡hacia arriba, siempre hacia arriba! Un poco más adelante, mis piernas no responden y ya no queda arrojo. Decido cambiar de vertiente, desciendo mientras intento recuperar el resuello para luego tomar otra cresta y comenzar la bajada. Siento que los gemelos van aflojándose con la suave cadencia de mi marcha, tras el agarrotamiento de la subida, y progresivamente voy sintiéndome mejor. Finalizo en una cuesta con fuerte pendiente, a la que me enfrento con rotundidad para someterla con la satisfacción del deber cumplido.
Ya se que no es gran cosa, pero contado así, uno se imagina la gesta de un atleta de la Grecia clásica. Sólo es un entrenamiento para preparar la próxima carrera del Gran Premio de Fondo -Loja- y no quedar en una posición tan lastimosa para mi maltratado orgullo.
¡Seguiremos en el empeño!
2 comentarios:
Vacuit, ignoraba que te gustara el correr, cosa rara para un amante del cine y los libros como yo, mis dos grandes pasiones ademas de correr. A mi también me es imposible correr con mp-3, aunque comprendo al que le gusta, pero para mi prefiero pensar en mis cosas y disfrutar del silencio o el ruido del exterior. Un saludo y espero correr alguna carrera de ese gran circuito que tenéis.
Muchas gracias Paco. Sí me gusta, aunque no soy un gran aficionado . Imagino que me falta meterme un poco más, aunque ya voy teniendo el gusanillo y queriendo, además de pasar un rato agradable, superarme a mí mismo en cada carrera.
El cine, la novela y la historia sí que son mis pasiones, o mis manías, como a mí me gusta llamarlas. Un saludo
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