martes, 17 de noviembre de 2009

¿Igualdad de genero? Antes no, ahora... tampoco

La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género es la norma que más recursos de inconstitucionalidad ha recibido en toda la historia de la España democrática. Más de 150 jueces han expuesto sobrados motivos para presentar dichos recursos ante el Tribunal Constitucional. Y todo esto a pesar a ser presentada a bombo y platillo por nuestro feminista presidente de Gobierno.

Las denuncias falsas de maltrato, tanto físico como psicológico, son empleadas por mujeres sin escrúpulos como mecanismo para obtener ventajas de la ruptura del matrimonio, como venganza, y lo que es peor, como instrumento para lograr el distanciamiento de los hijos de los padres. La Ley Integral, además de haber demostrado su escasa eficacia en la lucha contra la violencia de genero (juzgados saturados, multitud de falsas denuncias que impiden investigar seriamente las denuncias reales…), sitúa al hombre en una situación de indefensión ante una denuncia falsa. Por eso, parece que a la Ley Integral podrían exigírsele algunas cosas: igualdad de trato para hombres y mujeres, contundencia ante el maltrato y la misma contundencia ante las denuncias falsas ya que le pueden arruinar la vida a cualquiera.

Para terminar una frase de José Díaz Herrera en su libro El varón castrado: “En el primer año de Ley de Violencia de Género se han detenido a 160.000 hombres sin pruebas y ante sus vecinos. Sin embargo, en nueve de cada diez casos se demuestra judicialmente que es inocente, pero le queda el estigma de maltratador”

2 comentarios:

José Antonio Flores Vera dijo...

Sin negar ni obviar el brutal maltrato de determinados hombres hacia las mujeres, no están exentas de razón tus palabras, Vacuit.
La ley ha cargado demasiado las tintas en la discriminación positiva, tanto que omite herramientas de defensa del hombre que es acusado falsamente de malos tratos, por intereses ocultos o no de su pareja. Hay muchos casos en los que el hombre está en indefensión y hay que tener la valentía de denunciarlo, tal como ha hecho Herrera en su libro y ahora lo haces tú en esta entrada.
Hay que quitarse máscaras y llamar a las cosas por su nombre. Si existe maltrato hay que perseguir sin piedad al maltratador, pero si la denuncia es farsa, la ley tendría que actuar con contudencía con las mujeres que se amparan en denunciar falsas.
Atinada entrada. Saludos.

Vacuit dijo...

Nada más lejos en mi intención que negar que ese maltrato existe. El sitio de los maltratadores es la cárcel. Pero también ocurre que algunas mujeres aprovechan las leyes para con un espíritu revanchista resolver viejas querellas, y por medio de infamias, estigmatizar a hombres inocentes.

Un saludo